Estrenamos sección. Un rincón reservado a retratar historias de personas como tú, inconformistas, que decidieron en un momento dado dar un giro a su vida.
Y lo hacemos charlando con Carla Sadhana, maestra de yoga y meditación.
“En empresa estuve 7 años trabajando en procesos de transformación, pero fue el yoga lo que despertó mi propio proceso de transformación y autoconocimiento.”
Nacida en Salamanca, en una familia de ingenieros y científicos, Carla dio, durante buena parte de su vida, todos los pasos que se esperaban de ella. Estudió ingeniería industrial en la Universidad Politécnica de Madrid, completó un Erasmus en Francia, y empezó a trabajar en proyectos de transformación en una firma multinacional.
“Aunque sé que todo ha sido parte de mi aprendizaje vital, al echar la vista atrás soy consciente de lo desconectada que estaba de mi verdadera esencia, siguiendo simplemente el camino que se esperaba de mí y sin hacerme demasiadas preguntas.”
¿Cómo entraste en contacto con el mundo del yoga?
“Antes de irme de Erasmus ya había tenido algún contacto con la práctica, pero en ese momento se quedó en un plano puramente físico en el que no profundicé demasiado. A mi regreso, fue gracias a mi hermano que descubrí el Yoga Iyengar, y con ello una nueva forma de relacionarme conmigo. La verdad es que desde el primer momento lo integré por completo en mi día a día de forma natural. Entré en contacto con la práctica desde un plano más de observación, de autoconocimiento y empecé un viaje hacia adentro que me llevó a hacerme muchas preguntas. ¿Quién soy? ¿Me acepto y me respeto? ¿Qué es lo que me mueve? ¿Cuáles son mis valores? ¿Están alineados con mi modo de vida? Muchas de las respuestas me ayudaron a dar los primeros pasos de este camino que me encuentro transitando ahora.”
¿Cómo viviste tú ese proceso de cambio?
“En mi caso, la práctica del yoga me ayudó a tomar conciencia de muchas cosas, entre otras, a tener mayor claridad sobre mis valores y lo que quería compartir con el mundo. Me di cuenta de que había tanta desconexión entre esto y lo que estaba haciendo en mi carrera profesional, que supe que algo tenía que cambiar. Era el momento de tomar decisiones y moverme hacia oro modo de vida más alineado con mi verdadero yo. Nada de esto fue de la noche a la mañana, claro.”
Esto puede ayudar a otras personas que estén en momento de pivotar, de cambio, que no se atrevan. ¿Qué les dirías?
“Les diría que fueran dando pasos, grande o pequeño es solo una forma de clasificarlos, todos son importantes y forman parte del proceso. A veces parece que solo son visibles los cambios más radicales pero ¿por qué no ir caminando de forma más pausada pero con una dirección clara y paso firme? Además, creo que es importante tomarse tiempo y espacio para hacerse muchas preguntas que den claridad sobre aquello que poder entregar al mundo: ¿qué te apasiona? ¿qué te mueve? ¿qué harías si no tuvieras miedo? E incluso volver a ellas cada cierto tiempo.”

Imaginamos que no fue un momento fácil. Carla nos cuenta que durante un par de años estuvo compaginando su trabajo en la multinacional por las mañanas y parte de la tarde, con dar algunas clases de yoga por las noches, organizándose como podía.
“Fue una etapa muy estresante, y aunque he de reconocer que siempre he vivido desde ese masculino distorsionado de estar siempre en la acción, en la productividad, en el conseguir y en el hacer, en esta etapa en la que compaginaba todo, esa distorsión era aún mayor. El hecho de poder compartir el yoga con otras personas me ayudaba a sentir que ya estaba en el camino, pero cada vez había más desconexión con mi trabajo en relación de dependencia.”
“Con el confinamiento empecé a hacer directos en Youtube, monté un grupo de clases online y a los 3 meses, decidí dejar mi trabajo. He tenido en todo momento el apoyo de mi pareja, pero mi familia inicialmente no se lo tomó nada bien. Ha sido un proceso complejo pero estoy feliz y agradecida, sobre todo por las personas a las que acompaño, su compromiso y confianza. Obviamente la incertidumbre está ahí, pero creo que eso ya es algo que forma parte de mi vida.”
Es lo que tiene adentrarse en caminos desconocidos. Y de esto Carla sabe un rato, algo que se refleja incluso en su forma de viajar.
“Mis viajes suelen ser furgoneteros, vamos parando en playas, montañas, lagos o ríos, donde nos apetezca.”
¿Qué hay en tu mochila?
“En furgo hay que llevar pocas cosas. Siempre llevo ropa para practicar, libros, cuaderno para escribir, varias camisetas, sudadera, pantalones cortos y largo, ropa interior, champú y gel en pastilla, pasta de dientes en polvo, cepillo de bambú, toalla, un bañador y esterilla siempre. Si queda algo de espacio en la mochila, una manta de yoga o incluso un bloque de corcho, pero eso ya son extras.”
Mirando al futuro, ¿Qué planes tienes?
“Tengo claro que para mí el yoga ha sido el trampolín que ha dado pie a esa transformación, pero aún sigo en proceso de configuración de mi propósito vital. No descarto nada, el proceso de autoconocimiento y de búsqueda de respuestas es ya un modo de vida. Igual dentro de 3 años estoy en el campo haciendo cosmética natural y cuidado de mi propio bosque de alimentos…Mientras tanto, sigo haciéndome preguntas.”
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